9 de enero de 2015

La viñeta más triste

Es increíble tener que decirlo en pleno siglo XXI: una sociedad madura necesita, requiere y exige una prensa libre. Un sistema de medios que funcione como contra poder, ese vehículo de denuncia para los "sin voz", es indispensable.

No lo entendieron así los responsables del atentado contra el semanario satírico francés "Charlie Hebdo", el cual dejó un saldo de 12 muertos y puso en jaque la libertad de expresión en un país supuestamente del primer mundo. 

El error (?) del "Charlie Hebdo" fue meterse con temas demasiado sensibles (el Islam), cuyos miembros (los Musulmanes) no regalan lo que se dice sentido del humor. El principal recurso del semanario es la parodia y la blasfemia, al estilo de nuestra Revista Barcelona. Y como todo medio satírico, la idea es correr el límite cada vez más, transgresión constante. La línea editorial supone que no hay enemigos intocables ni temas sensibles. Y es perfectamente válido

Lo que no debemos hacer bajo ningún punto de vista es confundir los papeles: nunca puede una parodia hacia un colectivo social, personalidad pública o figura política justificar la violencia. Jamás. La blasfemia, en este caso hacia el Islam, debe entenderse como un recurso más dentro de una forma de comunicar, pero no como la primera piedra dentro de una escalada de violencia. 

Si todavía hoy tenemos que hacer estas aclaraciones y grupos religiosos (a partir de una doctrina súper cerrada) se erigen el derecho de reaccionar a través de una atentado cobarde (como todo atentado), quiere decir que no hemos entendido siglos y siglos de violencia sin sentido. La tinta, hoy, más negra que nunca...