30 de junio de 2018

Baño de realidad

Final anunciado. El andar de Argentina en el Mundial de Rusia 2018 terminó como había empezado: superado, sin reacción, sin aspiraciones. Luego del envión anímico que significó la clasificación agónica en el último partido contra Nigeria las esperanzas parecían renovarse. Puro espejismo.

El inicio del partido con Francia evidenció una diferencia de velocidad demoledora. El "planteo" de Sampaoli consistía en cortar el circuito creativo Pogbá-Griezmann-Mbappé con un medio combativo, ensanchar la cancha con Pavón y Di María y bajarle el ritmo a Francia manejando la pelota con Banega como eje. A los 20 minutos el plan se cayó como un castillo de naipes. Y Francia no terminó el partido antes porque bajó dos cambios.

La posición de Messi como falso 9 cayó por su propio peso de entrada. Funcionó en el mejor Barcelona de la historia porque tenía intérpretes con quien asociarse pelota al piso y podía moverse por todo el frente de ataque a su gusto. Hoy tuvo que bajar a mitad de cancha porque no entraba en juego. No hay jugadores capaces de llevar la pelota limpia y que Messi reciba en tres cuartos, con lo cual termina levantando la cabeza con 60 metros por delante, dos opciones de pase por afuera y nadie para llegar por adentro. La referencia de área (llámese Higüaín o Agüero) es más importante desde lo posicional que desde el gol en sí. Sampaoli le simplificó el planteo defensivo a Francia.

Argentina nunca estuvo en partido desde el trámite. Los dos goles llegaron por jugadas aisladas y nunca pudo sostener la ventaja. Francia hizo 3 goles en 15 minutos. ¡In-cre-í-ble!. Daba la sensación de que cada vez que se lo proponía podía quedar mano a mano. Y no terminó en goleada histórica porque regularon. La diferencia de recursos y variantes fue abismal. Un equipo armado con gente de buen de buen pie, vertical y que sabe a lo que juega versus un rejunte de jugadores 6 o 7 puntos tirados a la cancha sin un sistema claro, con el se-la-damos-a-Messi-y-que-se-arregle como única arma. 

Las razones de este fracaso son varias: 1- El técnico no supo plantear ninguno de los cuatro partidos. Todo lo que podía hacer mal lo hizo mal 2- Argentina no supo llevar a cabo el recambio generacional después de Brasil 2014 que el contexto pedía a gritos. 3- La lista armada por Sampaoli hizo agua por todos lados (sumado a la falta de criterio a la hora de los cambios: Dybala y Lo Celo fueron a sacar fotos). 4- Pasaron tres técnicos en cuatro años, nada de proyectos. 5- El más importante y marco explicativo de todos los puntos anteriores: estamos ante la peor AFA de la historia. Gente que no sabe de fútbol, enquistada desde hace décadas. Rompieron el fútbol argentino. Chocaron la ferrari.

Argentina tuvo en su despedida del Mundial un baño de realidad. Francia es mejor equipo desde el juego, desde lo individual y desde lo físico. Como creo que lo son 12 o 13 de los 16 equipo que clasificaron a Octavos. No merecía pasar la zona de grupos. Tanto contra Nigeria como contra Francia mostró corazón y tozudez para seguir yendo. Nada más. Un argumento flojísimo como para tener aspiraciones reales.

Es momento de refundar la selección. El recambio generacional es urgente. Poner al frente un técnico con convicciones y un sistema definido a trabajar de acá a dos o tres mundiales también. Difícil que suceda en este derrotero de malas decisiones, falsos proyectos y ausencia de criterio que es el fútbol argentino


26 de junio de 2018

Desahogo

Desahogo. Es la única palabra que le cabe a este momento. La que describe a la perfección los noventa y pico de minutos de hoy contra Nigeria. Ni juego, ni merecimiento, ni táctica. Desahogo y nada más. Un grito atragantado hace varias semanas. 

Argentina llegó al último partido de la zona de grupos de este Mundial luego de un baño de realidad. Estuvo a cinco minutos de un papelón histórico por impericia propia, después de dos partidos para el olvido. No hubo ni un atisbo de injusticia. Se llegó a esta situación por una lista pésimamente armada, un DT que confunde tiempos, intérpretes y cambios y rendimientos individuales bajísimos. Se tocó fondo y a partir de ahí sólo queda mejorar.

Justamente hoy se vio el mejor rendimiento colectivo de Argentina (sin ser una máquina): siendo protagonista, imponiendo condiciones, presionando en todos los sectores, plantándose en campo rival. Un primer tiempo casi perfecto en el que mereció 1 o 2 goles más. Pase de crack de Banega, que jugó un primer tiempo exquisito, control y definición también de crack por parte de Messi. Y Argentina creció con el gol. Participativo Di María, correcto Mascherano, bien Higüaín pivoteando, sólidos los del fondo. Argentina redujo a Nigeria a un mero espectador.

Con el gol tempranero de ellos (penal dudoso pero cobrable) en el segundo volvieron los fantasmas. Este equipo es uno de esos boxeadores verdes a los que les das una trompada y se desploma. Tiene mandíbula floja. Ante la primer adversidad se cae como un castillo de naipes. Le pelota empieza a pesar mil kilos. Lo que hasta ahí salía con fluidez, se volvió juego aburrido y toqueteo intrascendente. Los espacios lógicamente se cerraron y Argentina chocaba, sin llegar ni crear situaciones medianamente claras de gol.

Entonces sólo quedaba buscar la heroica. Otra vez - como contra Holanda en el Mundial pasado, como contra Perú en la eliminatoria del 2010 - a alimentar la épica. Otra vez a tirar la mística a la cancha. Tarde los cambios hoy también: el partido pedía a Pavón en el mano a mano 15 minutos antes. También otro delantero para tener más peso en el área. Así apareció Marcos Rojo solo cuando todas las marcas se fueron con los referentes de área.

Soy de los que piensan que en Octavos empieza otro Mundial. Lo que viene es bravo, más por el propio rendimiento que por el rival de turno. Argentina juega contra Argentina. Juega contra sus propios fantasmas. Este grupo de jugadores autogestionados, criticados hasta el hartazgo y con el peso de tres finales perdidas sobre el lomo, pudo sacar hoy el amor propio de la mochila. Quien te dice que no se les haga costumbre...

16 de junio de 2018

Frustrasson

Siempre es complicado el debut en un Mundial. No es un partido más, se trata de la hora de la verdad, tirar a la cancha lo planificado durante 4 años. Hay poco margen de error, un mal resultado te condiciona inevitablemente para los otros dos. El marco, los nervios, el correr de los minutos pueden generar un combo contraproducente para las aspiraciones lógicas.

A Argentina le tocó debutar en Rusia 2018 contra Islandia, en los papeles el más flojo del grupo. Una selección de pescadores de apellidos terminados en sson humilde sin figuras ni tradición futbolera. Nombre por nombre, los de Sampaoli están 4 o 5 escalones por encima. Pero por suerte, el fútbol es el deporte menos matemático (?) del mundo.


Islandia hizo un planteo táctico casi perfecto. No salió a disputar la pelota, misión imposible, sino a disputar los espacios. Y los ocupó todos. Mostró disciplina y solidaridad en la marca, sacrificio, transición rápida cuando pudo contraatacar. Y un arquero que estuvo a la altura. Puede parecer mezquino, anti fútbol o como quieran llamarle. Lo cierto es que Argentina nunca supo cómo romper ese cerco defensivo vikingo, incluso estando en ventaja desde temprano (a través de una jugada aislada, nada de elaboración).

Pésimo planteo táctico del pelado con chupines de Sampaoli. El doble cinco Bilgia-Mascherano se pisó siempre y nunca rompió líneas como pedía el partido para que Messi reciba más libre en tres cuartos. Di María chocó siempre. Salvio, en posición de falso 4 para sumarse al ataque, se mostró como opción pero nunca llegó al fondo. Meza y Agüero participativos pero sin claridad. Y la defensa cometió errores amateurs las pocas veces que Islandia se animó. Tarde los cambios, más nombre por nombre que modificación de esquema (salvo por Pavón, el partido lo pedía media hora antes mínimo).

Más allá del penal errado en un momento clave, no se le pudo crear 5 situaciones claras a un equipo débil. Lo preocupante es que resulta muy sencillo neutralizar a esta selección: Desdoblando la marca a Messi y ocupando bien los espacios ya está. No hay plan B, no hay variantes, ni ideas, ni siquiera rebeldía ante la adversidad. No hay asociaciones colectivas más allá del toqueteo lateral intrascendente de siempre. Tampoco Argentina tiene otra figura capaz de cargarse el equipo al hombro cuando al 10 no le sale. 

Este paso en falso no es la muerte de nadie en los números, sí parece grave en lo futbolístico de cara  lo que viene. No hay margen de error. Tenés que ganar los dos que quedan o NO VUELVAN. Y para eso tenés que levantar el nivel de juego. Seguir apostando a la individual de Messi como único argumento es jugarse todo al 10 en la ruleta, y con lo caro que está el dolar hermano (?)


27 de abril de 2018

Apología del tipo común

El paso del tiempo, tan inevitable como doloroso, en el fútbol como en la vida. Pero en el fútbol suele tener una crueldad tan marcada que aunque nos vayamos preparando para su llegada, aunque nos hagamos a la idea, nunca lo terminamos de asimilar. Nunca es suficiente. Nunca estamos del todo listos.

Andrés Iniesta anunció hoy que se retira del Barcelona al finalizar la temporada luego de 22 años en la institución y con él podemos decir que se termina una era  (aunque todavía queda un tal Lionel Messi), tal vez la del mejor equipo de clubes de todos los tiempos. El tándem Xavi-Iniesta-Messi será rememorado de generación en generación pero nunca exagerado. No hay forma. Fue la máxima expresión teórica de fútbol llevada a la práctica de las últimas décadas.

Iniesta nunca tuvo tatuajes extravagantes ni cortes de pelo fashion (?). Tampoco botines de mil colores. Jamás se lo vio envuelto en romances polémicos ni se le escucharon declaraciones fuera de lugar. Siempre fue un jugador de fútbol con cara de cajero de banco. O productor de seguros (?). Iniesta escapa a la media del jugador de fútbol actual. Es un tótem sin contradicciones, un tipo que vino a cerrar la grieta. Porque ni el hincha del Real Madrid más enceguecido por el fanatismo puede decir que le caiga mal Andrés. No tiene ningún argumento negativo para tirar en la discusión.

Esta coherencia entre lo que hace dentro y fuera de la cancha agiganta su figura. Se trata de una apología del hombre común que te pinta la cara con la pelota en los pies. Es ese tipo por el que no das dos mangos en un fútbol 5 con amigos y no lo podés agarrar en todo el partido. La conferencia de hoy con lágrimas en los ojos anunciando lo inevitable da cuenta de todo ésto.

Iniesta no tiene el marketing ni la prensa de otras estrellas. Por eso mismo, está lejos de ser un Dios. Es más bien un tipo común que juega al fútbol como los Dioses. Un tipo que ganó 31 títulos con el Barcelona y se dio el lujo de llevar a la selección de España, siendo figura indiscutida, a ganar el primer Mundial de su historia. Logró mantenerse vigente (y determinante) durante dos décadas en uno de los clubes más exigentes del mundo, el mismo que nunca miró atrás cuando tuvo que jubilar a los Figo, Ronaldinho, Henry, Ibraimovich, Eto´o y siguen las firmas.

Pocos entendieron la dinámica del juego como él. Sin la explosión y verticalidad de Messi ni la pegada y gambeta en velocidad de Cristiano Ronaldo, por poner sólo a sus dos competidores actuales por el cetro del mejor de todos. Iniesta juega a otra cosa. Juega y hace jugar. La velocidad la tiene toda en esa cabeza de calvicie prematura. Hace lo más difícil que puede existir en el fútbol: jugar a uno o dos toques. Y andá a anticiparlo... 


Serán tiempos de Mundial y gastar los últimos cartuchos en China. El legado ya está escrito. Sólo queda disfrutar y agradecer



11 de octubre de 2017

Adentro

Se terminó la angustia, las especulaciones, la caza de brujas. Argentina clasificó al Mundial de Rusia 2018. Sin repechaje. Como marca la historia. Todos llegamos a imaginar ese escenario apocalíptico de un Mundial sin Argentina. Porque era un escenario cercano. Demasiado. Este grupo de jugadores, criticados hasta el hartazgo (muchas veces con razón) hizo lo que tenía que hacer: llevar a Argentina al Mundial

Para alimentar la épica, ese gol ecuatoriano antes del minuto. ¡Con lo que nos cuesta hacer un gol! La eliminación estaba ahí y los fantasmas se volvían corpóreos (?). Hasta que se enojó Messi. Tremendo partido del 10, haciendo lo que siempre se le pidió: se cargó al hombro el equipo cuando todos se cagaron en un momento bravo, como no pasó en las tres finales perdidas (también hay que decirlo). Pragmatismo puro en el primero, viveza y definición de crack en el segundo, apilada barcelonesca (?) y picada poco ortodoxa pero efectiva en el tercero. Siempre que la tocó decidió bien. Partido de 10 puntos.

El equipo argentino depende mucho de Messi. Demasiado. Esa genialidad en los últimos metros que contra Venezuela y Perú no apareció (o pegó en el palo y salió) parece ser el único argumento futbolístico de la albiceleste. Poco para un equipo grande con aspiraciones de acariciar la copa. No parece haber plan B, variantes, as bajo la mango o cómo quieran llamarle cuando al 10 no le sale. Punto a laburar de acá a Rusia.

Pero Lío no estuvo solo. Partidazo de Enzo Pérez: clarísimo en todas, posicionamiento, corte y primer pase limpio. Correcto Biglia en el despliegue. Bien Di María (derecha para Sampaoli) que por fin entendió lo que pedía el partido y dejó de jugar para él la descosió. Bien Benedetto en el trabajo sucio. Argentina fue para adelante ante un arranque complicado, sabiendo que se jugaba la historia. Ok, contra un rival flojísimo y diezmado. A quién le importa?

No todo es algarabía (?), claro. Se llegó a esta situación límite por pésimos manejos dirigenciales, planteos inentendibles, tres técnicos en tres años, pérdida de puntos que no se pueden perder, citaciones insólitas... podría seguir, pero estamos adentro, vamos a Rusia, viejo! Ya habrá tiempo para corregir