Siempre es complicado el debut en un Mundial. No es un partido más, se trata de la hora de la verdad, tirar a la cancha lo planificado durante 4 años. Hay poco margen de error, un mal resultado te condiciona inevitablemente para los otros dos. El marco, los nervios, el correr de los minutos pueden generar un combo contraproducente para las aspiraciones lógicas.
A Argentina le tocó debutar en Rusia 2018 contra Islandia, en los papeles el más flojo del grupo. Una selección de pescadores de apellidos terminados en sson humilde sin figuras ni tradición futbolera. Nombre por nombre, los de Sampaoli están 4 o 5 escalones por encima. Pero por suerte, el fútbol es el deporte menos matemático (?) del mundo.
Islandia hizo un planteo táctico casi perfecto. No salió a disputar la pelota, misión imposible, sino a disputar los espacios. Y los ocupó todos. Mostró disciplina y solidaridad en la marca, sacrificio, transición rápida cuando pudo contraatacar. Y un arquero que estuvo a la altura. Puede parecer mezquino, anti fútbol o como quieran llamarle. Lo cierto es que Argentina nunca supo cómo romper ese cerco defensivo vikingo, incluso estando en ventaja desde temprano (a través de una jugada aislada, nada de elaboración).
Islandia hizo un planteo táctico casi perfecto. No salió a disputar la pelota, misión imposible, sino a disputar los espacios. Y los ocupó todos. Mostró disciplina y solidaridad en la marca, sacrificio, transición rápida cuando pudo contraatacar. Y un arquero que estuvo a la altura. Puede parecer mezquino, anti fútbol o como quieran llamarle. Lo cierto es que Argentina nunca supo cómo romper ese cerco defensivo vikingo, incluso estando en ventaja desde temprano (a través de una jugada aislada, nada de elaboración).
Pésimo planteo táctico
Más allá del penal errado en un momento clave, no se le pudo crear 5 situaciones claras a un equipo débil. Lo preocupante es que resulta muy sencillo neutralizar a esta selección: Desdoblando la marca a Messi y ocupando bien los espacios ya está. No hay plan B, no hay variantes, ni ideas, ni siquiera rebeldía ante la adversidad. No hay asociaciones colectivas más allá del toqueteo lateral intrascendente de siempre. Tampoco Argentina tiene otra figura capaz de cargarse el equipo al hombro cuando al 10 no le sale.
Este paso en falso no es la muerte de nadie en los números, sí parece grave en lo futbolístico de cara lo que viene. No hay margen de error. Tenés que ganar los dos que quedan
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