7 de octubre de 2016

Adiós Sí! Generis

Corrían los tempranos 90 cuando tomé contacto por primera con el Suplemento Sí!, también conocido como el Suplemento Joven, para los amigos el Sí! de Clarín. En mi casa se leía el gran diario argentino, cumpliendo esa especie de legado clasemediero progre (?) (por ese entonces Clarín tenía una tirada diaria de medio millón de ejemplares, una quimera hoy en día) y un Viernes como cualquier otro, decidí explorar (?) un poco más allá de la sección Deportes y ahí lo encontré: Soda Stéreo en la tapa, blanco y negro (obvio!), ocho páginas,  un diseño extraño, muchísima información. Fue todo un shock

Eran tiempos de descubrimiento y aprendizaje, también en lo musical, y encontrar un suplemento que se alejaba de la solemnidad y seriedad periodísticas para hablarte de las cosas que te gustaban, de las bandas que admirabas, de las nuevas que tenías que conocer... y todo con un lenguaje cercano, descontracturado, con onda (?). Porque el Sí! no fue (increíble hablar en pasado) un suplemento sobre rock. O no solo fue eso. Un suplemento que durante 31 años se dedicó a tratar de entender y difundir la cultura juvenil, así lo definiría.

Y hablo de una época en la que acceder a la pornografía a información de tu banda favorita era ganarle al Barsa de visitante con dos tipos menos (?): Internet como hoy la conocemos no estaba en la cabeza de nadie, el cable recién empezaba a dar sus primeros pasos y la TV de aire estaba demasiado acartonada para darle lugar a estas temáticas, la Rock and Pop tenía unos pocos años de vida... sólo quedaban las revistas de rock. Y eran poco menos que un lujo para un adolescente. La aparición del Sí!, un suplemento dentro de un diario que se compraba (aunque parezca una locura) a diario, venía a solucionar esta acefalía (?) de data.

Todo aquel adolescente que haya vivido en Buenos Aires durante los 80 y 90 seguramente habrá armado más de una vez su fin de semana de acuerdo a la agenda del Sí!, una suerte de Manual Kapeluz rockero (?) que aparecía en la última página informando todos los shows del finde, desde el Luna Park y Obras hasta la plaza más escondida del Conurbano, pasando por los míticos reductos under como Cemento y Cromañón.

Además, el éxito del Sí! radicó en explorar un lenguaje, diseño y estilo experimentales dentro de un diario masivo, que suele tener poco espacio para el prueba-y-error (?). En la innovación, porque el periodismo de rock no consiste en rendirle pleitesía a los artistas que ya conocés, lo rupturista es contarte lo que te estás perdiendo, lo que te queda por conocer, lo que te falta. En este punto, el Sí! tuvo éxito genuino. 

Pero no todo es rock en la vida (?). El suplemento supo ahondar temáticas sociales, culturales, nuevas tendencias. Todo lo que tiene que ver con la cultura joven siempre haciendo todo lo posible por evitar esa mirada consevadora de cierto periodismo anquilosado cuando se mete en temáticas que escapan a su espacio de confort (?).

Tal vez el Sí! se adapte a estos nuevos tiempos y se vuelque hacia el formato digital, como vienen haciendo otros proyectos periodísticos que no pueden (o ya no les conviene) sostener la edición impresa. O tal vez no y sólo nos quedarán los recuerdos (?). Lo cierto es que durante 31 años le agregó diversidad a un medio conservador y aburrido que no la tenía. Ese lugar de bastión de la resistencia se va a extrañar. Chau Sí!, fue un gustazo...