28 de abril de 2015

Si hacemos que suceda, conviene (?)

Cuando pensábamos que en materia de redes sociales, aplicaciones y demás chucherías 2.0 (?) estaba todo inventado, llegó esta especie de cupido del tercer milenio sin arco ni flecha pero con celu y 3G (cuando anda (!)). Para vos, pebete tímido que andás por la vida enamorándote en el transporte público, caminando por las calles de la gran ciudad o tomando un té de boldo en ese barcito cool de Palermo, se inventó Happn, aplicación que te permite encontrar a esa Julieta que te cruzaste por la calle y por cagón timidez no te animaste a hablarle.

Happn nació en Francia hace unos seis meses y ya tiene más de 100.000 usuarios en todo el mundo. Con un funcionamiento similar al de Tinder, permite filtrar por hombre o mujer (fundamental), edad y distancia. La diferencia radica en que Happn hace énfasis en el momento. Si la encontrás, le mandás un "Saludo" (?) y si acepta, dale para delante, Romeo! Qué más necesitás?

Tal vez Tinder funcione más a la manera de un boliche virtual tipo cinco de la mañana, con un nivel de filtro prácticamente nulo y una delgada línea entre el ganador y el goma. En esta suerte de derrotero para tímidos Romeos (?), Badoo presenta todavía menos credenciales a la hora de ordenar su vidriera y el 95 % son impresentables. Así, Happn promete una interesante vuelta de tuerca.

A esta altura, hasta el querido y recordado MSN ya parece de otro siglo. El cara a cara perdió inapelablemente frente a la interacción 2.0. Si no hay pantalla, que no haya nada entonces... 

Ahora bien, a la hora de la igualdad de géneros, Happn sigue reproduciendo este modelo arcaico que el feminismo progre se olvida de criticar. Mientras las mujeres podrán hacer todo sin pagar nada a cambio, los pelotudos sin dignidad hombres se deben manejar con créditos que funcionan como la moneda de la aplicación y que se utilizan para poder chatear con cualquiera de los contactos mujeres disponibles. Como en cualquier boliche, bah...

Ese acto de heroísmo que implica hablarle a un/a desconocido/a en la calle, del que no todos somos capaces, encuentra en la mediación tecnológica su complemento cobarde. Los fundamentalistas del romanticismo verán en Happn la frontera última de la conquista. Otros, en cambio, encontrarán su utopía en una aplicación (?). Apocalípticos e integrados, una vez más.

Imaginemos el siguiente diálogo dentro de muchos, muchos años:

- Abuela, cómo se conocieron con el abuelo?
- Tu abuelo me vio en el subte, se enamoró a primera vista y como era tan lento no se animó a hablarme. Pero se bajó una aplicación, me contactó y empezamos a hablar... En nuestra época las cosas eran así, nene...

Hermoso!

No hay comentarios:

Publicar un comentario