Llega
esta época del año en que programas de televisón, radios e incluso diarios se
embarcan en un casi obligatorio “Balance de fin de año”. Entonces me pregunto,
como público, de verdad nos interesa lo sucedido en el año? Fue tan interesante
el año que sentís la necesidad de repasarlo? O es tirarse a chanta para no
laburar prácticamente en todo Diciembre y tener tiempo para planificar su
millonarias vacaciones?
Me
inclino por esta última opción. Pero bueno, cómo pedirle a Tinelli que produzca
algo nuevo en Diciembre si hace diez años viene haciendo lo mismo? Vas a
pretender que los programas con panelistas, que chorean todo el año con este
recurso de la discusión pretendidamente intelectual entre opinólogos
descarados, innoven en Diciembre? Los diarios, no van llenar espacios con
la nota de color de lo mejor del 2014? Si en todo el año tienen una nota de
color a mano, el recurso más ladri de la gráfica, sin dudas. Y qué decir de la radio? El ranking de los
mejor y lo peor del año, incluidos los furcios propios, parecen un recurso
inevitable.
No
sé cuándo comenzó esta especie de revisionismo perezoso que claramente va en
contra de la producción de nuevos contenidos, la originalidad y la
innovación. Pero bueno, ya sabemos que Diciembre
es el viernes del año, y los viernes a la oficina se va de elegante sport y se
labura lo menos posible.
Particularmente
me molestan mucho los balances en materia de cultura mediática. Y en la vida
también. Mirar para atrás es perder de vista el aquí y ahora. Mejor dejemos los
balances a los contadores, que para eso estudiaron…
(Leído ayer, en el último NOTA AL PIE)

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