6 de julio de 2014

24 años después

Parecía una quimera. Desde aquella heroica travesía de Italia 90, en la que con un equipo limitado y herido fuimos sorteando etapas hasta llegar a la final y quedar en las puertas de la gloria, no habíamos podido pasar la instancia de Cuartos de Final. Fueron cinco Mundiales, en todos nos creímos ganadores antes de empezar. En ninguno llegamos a Semifinal. 

No es casualidad que este período de sequía coincida con la era "Pos Maradona". Le pasó lo mismo a Brasil: luego del reinado de Pelé, estuvo 24 años (hablame de casualidades) para volver a jugar una Final y levantar la copa.

Teníamos las esperanzas de siempre. Y también los miedos que esta instancia nos genera. En frente estaba Bélgica, más accesible que otros en los papeles, complicado como cualquiera a esta altura. Las dudas además surgían por un equipo que promete más de lo que cumple, que ganó todos los partidos por la mínima diferencia y que, al menos hasta ayer, no convencía desde el fondo. 

Los cambios de Sabella, ya con el diario del Domingo (?), dieron resultado. Afuera Fernández y Gago, lo más flojo sin dudas en los cuatro partidos anteriores. Adentro Demichelis y Biglia, aportando más solidez atrás y equilibrio en el medio. Si hubiéramos perdido, ahora lo estaríamos matando al técnico por tocar el equipo a mitad del torneo. Inevitable, si no no seríamos argentinos...

En el haber están el gol de Higuaín (siempre es importante que los goleadores sean determinantes), la solidez defensiva, la autoridad para manejar el partido (más allá de ese aluvión de centros al final, Bélgica casi no preocupó) y la solidaridad del equipo para pelearlas todas. Me animo a decir que se transmite cierta mística desde adentro, difícil de explicar, pero que contagia y nos invita a creer. En el debe, tenemos la falta de juego colectivo, la incapacidad para cerrar los partidos y la lesión de Di María (fundamental en este esquema y uno de los pilares a la hora de jugar).

Se viene Holanda. Ni tan cuco como aquel que paseó a España en el primer partido del Mundial ni tan tibio como el que ayer tuvo que sufrir hasta los penales para superar a Costa Rica. Es un rival difícil, sí, pero no imposible. Además, en Semifinal ya no se puede especular con los rivales. Hasta acá, el fixture de alguna manera nos sonrió, ahora hay que ganarle al que venga.

Allá por 1990, con solo 7 años, pensaba que Argentina llegando a la Final de un Mundial era lo lógico, lo que tenía que pasar, lo normal. Cinco mundiales de frustraciones tempraneras pasaron para demostrarme que estaba equivocado. Más allá de las críticas interminables que los 40 millones de técnicos argentinos tenemos, es necesario valorar lo hecho hasta acá. Volvemos a jugar una Semifinal 24 años después, cómo no ilusionarse?


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